El agua es un recurso vital, ya que evidentemente, sin una hidratación básica, la vida no es posible para el hombre
El agua es una necesidad orgánica vital y, por consiguiente, beber agua es un derecho, pero a la vez también un recurso común que hay que cuidar y preservar entre todos. Por lo tanto, se trata de un recurso que no es ilimitado y al que no se accede con total facilidad en cualquier momento y lugar, de forma que también hay que tener en cuenta el valor del agua como un bien común, y el compromiso social resulta imprescindible en este sentido. Este compromiso social consiste en aplicar las siguientes reglas básicas:
-Uso responsable. Agua con compromiso social cuando se emplea la cantidad suficiente que se precisa, cuando no se derrocha, cuando se toma conciencia de que es un recurso limitado y se actúa en consecuencia.
-Control de calidad. Cuando los gestores de la distribución del agua velan por la calidad de este recurso vital, pero también cuando los usuarios que deciden tomar este agua, están haciendo aplican su compromiso social en el uso y consumo de este agua.
-Agua para el desarrollo. Desde el momento en el que su suministro es regular y de calidad, el agua se convierte en un medio y condición para el bienestar de las comunidades.
El agua representa, por lo tanto, una herramienta básica para proveer de salud al hombre y para establecer a la vez las condiciones básicas de convivencia entre las personas, en la medida en que su disponibilidad mejora la alimentación y la higiene del hombre.