Muchos consumidores que beben agua mineral desconocen que están ingiriendo un agua eco.
Se denomina así porque define no solo un tipo de agua, sino también un concepto, una filosofía, es decir, una forma de ofrecer calidad, bajo la sostenibilidad de una empresa comercializadora.
El concepto de agua eco proviene de la idea de que se trata de un agua ecológica, un agua mineral obtenida directamente de un manantial y cuyo proceso de envasado, comercialización y distribución está sometido a medios y sistemas que garantizan la inocuidad de los procesos.
Por un lado, para no alterar las condiciones físicas y químicas del agua, pero también con el fin de garantizar que el cliente recibe esa misma calidad, el consumidor de agua eco debe tener la sensación de estar tomando agua como si estuviera bebiendo directamente de la fuente de agua natural en plena naturaleza. Se trata, por lo tanto de un agua que viaja de la montaña a su vaso, gracias a una mediación cuidadosa, mediante un proceso industrial respetuoso con el medio ambiente.
El agua eco está sometida a análisis y a contraanálisis, que no se realizan para evitar contaminaciones, sino para impedir que se altere alguno de los parámetros físicos y químicos aludidos, y evitar así que se desvirtúen las características del agua mineral.
La empresa comercializadora de agua mineral debe cumplir con unos procesos estándar y especiales pautados, así como con unas tareas y responsabilidades, que deben quedar recogidos por escrito y publicitados en la constitución de sus principios, y en los que debe quedar claro que la empresa aboga por la sostenibilidad y la no contaminación indirecta, tanto la derivada de las plantas de envasado, como la de los sistemas de transporte que llevan el agua de la naturaleza al cliente final.