La hidratación es una necesidad física básica del organismo humano. El cuerpo se encuentra siempre en un proceso continuo de pérdida de agua que debe tratar de reequilibrar de forma permanente.
En condiciones normales, el organismo pierde agua de forma constante e involuntaria, por lo que tomar agua de manera habitual y constante es un acto vital que, además de mantener la supervivencia, colabora en mejorar la salud y el bienestar del organismo.
Además, hay algunos colectivos en particular para quienes beber agua es todavía más necesario, como ocurre con los ancianos, los niños pequeños y las embarazadas.
En el caso de las embarazadas, el estado de gestación genera cambios en el equilibrio hídrico que hay que deberían en cuenta con el fin de mantenerse hidratadas en todo momento y no perjudicar ni su salud ni la del feto. En general, las embarazadas tienden a retener más líquidos, una situación que se deriva del aumento del volumen de la sangre vital para cubrir las necesidades del feto. Asimismo, el agua no solo es necesaria para incrementar la cantidad de sangre y asegurar su renovación y su adecuada oxigenación, sino también para prevenir situaciones específicas, como el estreñimiento, dado que hay diferentes momentos de su periodo de gestación en los que pueden sufrir estreñimiento con mayor facilidad.
El estreñimiento a menudo es consecuencia directa de una falta de hidratación de algunos órganos, como los intestinos, que dificulta el tránsito de las heces para su posterior evacuación.
Otra consecuencia de la falta de hidratación durante el embarazo es el aumento de la presencia de estrías en el cuerpo. Las estrías son unas líneas de mayor o menor grosor, primero de un color más violáceo o rojizo y, cuando se instalan de forma más definitiva, de un color más blanquecino, que aparecen en zonas concretas del cuerpo, debido al estiramiento de la piel. Este estiramiento de la piel es inevitable durante el embarazo en zonas como el pecho, las caderas, las nalgas y, evidentemente, la barriga, debido al aumento de volumen que se produce en el cuerpo, sin embargo, el número y densidad con la que aparecen incrementan como consecuencia de un aporte insuficiente de agua.
En definitiva, beber agua es salud, pero en el caso de la gestación, todavía hay que estar más atento y ser consciente de la importancia que tiene mantener una hidratación suficiente, tanto para la salud y bienestar de la madre como la de su feto.