El agua es un componente indispensable para las funciones básicas del cuerpo humano y para el desarrollo de las actividades físicas e intelectuales, por lo que resulta vital para la vida. Como dice el lema: el agua es vida. La forma más sencilla y eficiente de satisfacer la necesidad de agua en la oficina es mediante una fuentes de agua, que puede funcionar bien conectada a la red de abastecimiento público y con sistemas de filtrado basados en la ósmosis inversa; o bien con botellones de agua mineral. Ambos sistemas permiten obtener un agua de calidad, que hidrata a la fuerza laboral, contribuyendo así a ganar en rendimiento y satisfacción de los trabajadores. Además, este aumento del rendimiento es doble porque además de hidratarse y mantener así al máximo las capacidades intelectuales y físicas, los trabajadores no tienen que desplazarse del lugar donde desempeñan sus tareas. En la actualidad, hay importantes empresas comercializadoras de agua que disponen de estos sistemas de agua mediante un método de dispensación que puede ejercer también un doble función, ya que además de hidratar gracias al agua que contiene en su interior, la propia estructura del dispensador puede convertirse en un original medio de publicitación indirecta. De esta forma, el agua en la oficina puede convertirse, nunca mejor dicho, en una fuente de beneficios, tanto para la salud y el bienestar de los trabajadores, como para la imagen corporativa. Los clientes, los usuarios de los servicios de las empresas o los proveedores que la frecuentan por motivos comerciales, revalorizan de forma inconsciente la imagen corporativa de la empresa a través del beneficio que les proporciona el agua.