El cuerpo humano está formado por un conjunto de sistemas orgánicos que se encuentran en permanente desequilibrio físico y que trabajan de forma coordinada para compensarse unos con otros y conseguir un estado de equilibrio. De esta forma, el organismo repone agua de forma constante, come, respira y realiza una serie de funciones y acciones más o menos conscientes y naturales con el fin de conseguir un equilibrio vital sobre las acciones y reacciones orgánicas.
Para mantener el estado vital del organismo y trabajar para corregir este desequilibrio y esa necesidad de reequilibrio permanentes, la interacción sinérgica y coordinada de todos estos sistemas orgánicos del organismo resulta esencial para garantizar la salud y el bienestar.
Uno de los pilares básicos del mantenimiento de las condiciones mínimas para vida es la hidratación. Una función básica que los seres humanos consiguen de formas muy diferentes, pero que se puede reducir en una acción básica, la de beber agua. Tomar agua es una de las formas más corrientes pero efectivas de hidratarse, por lo que resulta vital tener siempre agua al abasto, tanto en el hogar, como en la oficina, y mantenerse hidratado en todo momento.
Los riesgos de deshidratación son variados, y uno de ellos, de los más extremos y potencialmente comunes, es el golpe de calor. Los golpes de calor están relacionados con la capacidad de adaptación del cuerpo humano a las condiciones de humedad ambientales, de forma que si no se consigue esta adaptación, se produce el golpe de calor, que se rige por el siguiente mecanismo: el aire seco y en circulación beneficia la convección y, en consecuencia, el enfriamiento natural del cuerpo. Sin embargo, el aire húmedo en ausencia de viento ambiental y de sudoración obliga al cuerpo a absorber un calor más elevado que, sin una conveniente hidratación que compense estas pérdidas de humedad corporal, se puede producir una hipertermia.
El sudor, que supone una pérdida de sal del organismo, asociado a un refrescamiento de la piel provocado por esa misma sudoración y por el aumento del volumen plasmático, son estrategias naturales que tiene el organismo para vencer los riesgos de los golpes de calor cuando no es posible disponer, por ejemplo, de un simple pero reparador vaso de agua mineral. Por este motivo, es esencial que las oficinas dispongan de máquinas de agua, para que los trabajadores se mantengan hidratados y, por lo tanto, sanos y energéticos, para cumplir con sus tareas.