Los riñones son dos órganos que funcionan como pequeñas industrias químicas de transformación y que se encargan de la depuración de distintos residuos del organismo. Este órgano par trabaja para eliminar los desechos del cuerpo humano, incluyendo minerales inorgánicos, así como algunos compuestos químicos contenidos en los medicamentos, a la vez que se encargan del adecuado equilibrio de los fluidos del cuerpo. También ejercen una función endocrina, al liberar hormonas que regulan la presión arterial. Además, sintetizan la vitamina D que mantiene los huesos fuertes y sanos, controlan la producción de glóbulos rojos, mientras siguen cumpliendo con su función depuradora, reteniendo alrededor de 10 gramos de productos de deshecho al día. Por lo tanto, los riñones trabajan sin cesar para mantener la salud del organismo.
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Sin embargo, todas estas funciones no podrían realizarse con eficacia sin que les llegara el agua necesaria, porque agua y riñones forman un tándem esencial para el correcto funcionamiento del organismo. El agua es el disolvente que ayuda a los riñones a eliminar los desechos. Por este motivo, la falta de agua afecta directamente en la capacidad depuradora de dichos órganos, de forma que al no tomar agua de forma regular, hace que los residuos se acumulen en los riñones y que, a la larga, se acaben formando lo que se conocen como piedras de riñón, que pueden resultar realmente dolorosas y que son muy perjudiciales para la salud. Este es uno de los motivos por los que resulta tan importante beber agua, y no solo en casa sino durante todo el día, de allí la importancia de disponer también de fuentes de agua en las oficinas, para poder hidratarse con regularidad y permitir que los riñones trabajen para nosotros y para nuestra salud.