Aguas entreaguas, ni duras, ni blandas


Hay una clara diferencia entre lo que se denomina como aguas duras y lo que se conoce como aguas blandas en lo que se refiere al consumo humanar. Se trata de dos tipos de agua opuestos, con distinta proporción de minerales disueltos que son claros indicativos de su grado de potabilidad. Las aguas duras son aguas sensible o fuertemente mineralizadas, que contienen sales de calcio o de magnesio, y a las que se les pone un límite convencional de proporciones de esos componentes en su disolución, que es de alrededor de 120 miligramos por litro. Las aguas duras pueden ser permanentes o no. Cuando son permanentes, sus contenidos de sulfatos de calcio y de magnesio o cloruros, no varían bajo ninguna circunstancia, mientras que las aguas duras de carácter temporal presentan unas proporciones de carbonatos que pueden reducirse o desaparecer solo con el acto de hervir el agua. Las aguas duras resultan perjudiciales para salud dado que ingerir de forma continuada proporciones de sales por encima de los 170 gramos por litro genera problemas cardiovasculares.

En el otro lado hay las aguas blandas, que contienen cantidades de sales disueltas por debajo de los 0,5 miligramos por litro. Se trata de aguas que, en un principio, no son nocivas para la salud, pero a la larga pueden provocar carencias minerales en el organismo al no obtener los suficientes a través del consumo agua. Los minerales contenidos en el agua y los alimentos son necesarios para el correcto funcionamiento de las conexiones nerviosas, así como para formar músculos y mantenerlos en un estado tonificado y saludable. Estos minerales pueden alcanzar las partes y órganos del cuerpo que los necesiten a través del flujo sanguíneo. Por este motivo, una persona que beba agua en extremo blanda, es decir un agua con unas características muy similares a las del agua destilada, podría incluso enfermar con el tiempo. El agua que sale de las fuentes de oficina, y que los trabajadores toman de forma habitual, así como el agua que se puede consumir en los hogares también a partir de este tipo e fuentes, es un agua debidamente equilibrada en sus proporciones minerales, ya que las empresas distribuidoras se encargan de someterla a estrictos controles de calidad. Y con estos análisis, se aseguran que el agua no es ni demasiado blanda ni demasiado dura, y que tiene, por lo tanto, la cantidad justa de minerales que resulta saludable y beneficiosa para el hombre.