¿Has oído hablar de la asertividad? Es una habilidad social necesaria para marcar límites a los demás. Decir siempre que sí puede considerarse un indicador de baja autoestima o un deseo exagerado de querer quedar bien con los demás a toda costa. Esto puede resultar muy estresante en un entorno laboral. Por eso, en este artículo te exponemos algunos consejos para aprender a decir no en el trabajo para hacer valer tus derechos.
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¿Qué es la asertividad?
Tener una actitud asertiva es contar con la habilidad social y comunicativa necesaria para conocer cuáles son tus propios derechos y defenderlos. Al mismo tiempo, se respetan los derechos de los demás; se parte de la base de que todos tenemos unos derechos asertivos.
En el trabajo, las personas que siempre dicen que sí suelen ser aquellas que se empeñan en obtener la aceptación y reconocimiento por parte de sus compañeros y superiores. En contrapartida, la actitud de los demás con ellas tiende a ser autoritaria.
Para evitar esa situación, aprender a decir que no en el trabajo es fundamental. A pesar de que suponga ser apartado de un proyecto o que los compañeros y jefes tengan una imagen menos agradable de nosotros algunas veces. Con el tiempo, la asertividad nos ayudará a que los demás comprendan que tenemos criterio propio.
Consejos para aprender a decir no
Probablemente pienses que el panorama del mercado laboral no es el más apropiado para experimentar con la posibilidad de negarse a realizar algunas tareas, por más injustas que sean. Pero este temor es precisamente del que puede beneficiarse un superior para exigirte funciones que no se corresponden con tu puesto.
Con una actitud asertiva podemos comunicar lo que pensamos sin poner en riesgo nuestra actividad laboral. Cuando incluyes la asertividad en tus relaciones laborales será más probable que tus compañeros y superiores respeten tus derechos. Para lograrlo puedes poner en práctica estos consejos:
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Localiza el problema. A veces, no poder negarse a hacer algo es el producto de un error de comunicación; pero también puede relacionarse con una falta de orden en el ambiente de tu oficina. A muchos jefes les cuesta diferenciar entre lo urgente y lo importante; si esto produce un ambiente laboral estresante, resulta conveniente que hables con tu jefe para hacerle ver el problema. No está de más que compartas con tus superiores las claves de la organización en la oficina.
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Sé claro y conciso. Si pretendes aprender a decir no en la oficina, debes aprender también a expresar tu opinión de la forma más clara y concisa. Claro que, primero, es necesario definir tu punto de vista. Un ejercicio de autoconocimiento nunca viene mal.
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Sé prudente cuando hables. Explicarse o justificarse demasiado cuando se dice que no puede interpretarse también como un acto de sumisión. Si crees que no es justo realizar la tarea que te han encomendado, lo mejor es exponer de forma clara por qué. Además de demostrar que tienes criterio, evitarás que los demás se impacienten durante tu explicación.
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Apréndelo todo sobre tus funciones y las de tu departamento. Conocer los flujos de trabajo y los procesos internos de la compañía es importante para poder hablar con tus superiores. Tener toda la información te garantiza la perspectiva necesaria para entender la situación y saber dónde establecer los límites.
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Propón alternativas. Con los consejos anteriores asimilados, te resultará más fácil encontrar y proponer alternativas. Una negativa es menos dura si está seguida de un pero. «Ahora no puedo hacerme cargo, pero me aseguraré de cumplir el objetivo cuando tenga tiempo, o alguien más puede hacerlo».
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No relegues tu propio bienestar. Algunos empleados se preocupan más por lo que pensarán sus jefes o por el bien de la empresa que por el suyo propio. No dejas de ser un individuo que tiene una vida fuera de la oficina. La clave está en el equilibrio. En dar y recibir de forma que los intereses de todos se vean satisfechos.
Como ves, aprender a decir no es necesario para crear un ambiente laboral sano y encajar en cualquier tipo de ambiente de trabajo. Ser asertivo es también una característica de las personas exitosas. Como dice Warren Buffet, la diferencia entre la gente exitosa y la muy exitosa es que los segundos dicen que no a casi todo.