Como todo el mundo sabe, en la actualidad, la gran mayoría de las botellas de agua están hechas de plástico, sin embargo, muchos desconocen que se trata realmente de un material específico denominado con el acrónimo PET, que se utiliza con gran frecuencia gracias a sus múltiples ventajas.
El PET recoge las siglas de politereftalato de etileno, un material apto para este tipo de productos, que permite conservar la calidad del agua, además de ser resistente a la acción química corriente y, sobre todo, a la humedad exterior. Este material, por lo tanto, resulta muy adecuado porque resiste en gran medida a la degradación física, y lo hace además a un coste muy razonable, sin olvidar una de sus grandes ventajas, sobre todo para el medio ambiente, y es el hecho de ser reciclable.
El PET constituye una barrera eficaz contra los gases ambientales y la acción de la contaminación, además de cualquier tipo de polución, en la que pueda hacer entrar por contacto a las botellas de agua los usuarios menos prevenidos.
Una botella de agua de PET es capaz de resistir temperaturas superiores a los 150 grados centigrados sin deformarse en absoluto, una facultad que corrobora su extraordinaria resistencia que le hace ideal para albergar líquidos.
Otra de sus grandes ventajas es su maleabilidad y adaptabilidad que hace que sus diseños resulten también prácticos y ergonómicos. Las botellas de agua son transparentes, para que el usuario pueda advertir la cantidad, así como la calidad, del líquido que le queda por consumir, pero también para disminuir el impacto de la acción del sol y de los UV.
En cuanto a su citada ergonomía, el estudiado perfil de las botellas de agua con superficies rebajadas en la zona central, permite asir los recipientes con comodidad, incluso con las manos mojadas o sudadas.