Los seres humanos estamos muy ligados a la situación en la que se encuentra nuestro planeta. De hecho, la calidad ambiental influye en nuestro estado de salud y tiene mucho que ver con nuestro bienestar.
Situaciones como un exceso de contaminación del aire, que muchas ciudades tienen en la actualidad, están relacionadas con muertes prematuras, casos de cáncer y enfermedades respiratorias o cardiovasculares a largo plazo. El llamado “humo de segunda mano” tiene elementos tóxicos y carcinógenos que producen cáncer de pulmón en adultos que no fuman, así como agravar enfermedades del corazón.
Los últimos informes apuntan a que una de cada cuatro muertes tienen relación con la mala calidad ambiental.
El impacto en la salud de la calidad ambiental
En 2018 tuvo lugar la primera Conferencia Mundial sobre Contaminación del Aire y Salud, organizada por la OMS. En ella, el director general de la Organización puso la contaminación del aire en la categoría de emergencia, en concreto como una emergencia silenciosa en materia de salud pública.
Cada año se contabilizan 7 millones de muertes prematuras debidas a la contaminación del aire. Más de la mitad, unos 4 millones, tienen su origen en la mala calidad ambiental, al respirar aire contaminado.
Además de este extremo, la contaminación afecta nuestras vidas de manera negativa con enfermedades respiratorias, días de escuela y trabajo perdidos y los costes que estos suponen para todo el mundo.
Calidad ambiental en la salud infantil
Los niños son los más vulnerables al impacto de la mala calidad ambiental. Cuando se han expuesto a la contaminación durante la primera infancia, al tener los pulmones en fase de desarrollo, se puede producir una falta de capacidad pulmonar, que se mantiene hasta la etapa de adulto.
Se necesitan medidas para mejorar la calidad ambiental
Los Acuerdos de París que buscan limitar el calentamiento global en un grado y medio, o incluso 2, exigen lograr una rápida reducción de las emisiones de CO2, aunque esta medida por sí sola no será suficiente. Existen otras emisiones de gases que influyen en la calidad ambiental, como el metano o el carbono negro, que también deben reducirse.
La economía se dirige a una descarbonización, lo cual es positivo porque se reducirá el nivel de CO2 y otros agentes contaminantes. Sin embargo, sectores como la agricultura o los refrigerantes industriales influyen en el impacto ambiental.
Por tanto, todas las medidas que se tomen son bienvenidas, por supuesto. Y no hay que quedarse con ellas, sino seguir trabajando en la búsqueda de opciones alternativas que permitan continuar con el desarrollo, pero de una forma amigable con el medio ambiente. Por ejemplo, la implantación de energías limpias en todos los sectores de la sociedad, desde el transporte hasta la industria, pasando por el entretenimiento, entre otros.
Como especie, estamos ligados a la salud de nuestro planeta de un modo inseparable. Y como seres pensantes, somos los únicos que podemos hacer algo por mejorar la calidad ambiental, del mismo modo en que hemos contribuido de manera negativa. Es el momento de pasar a la acción.