Aspectos como la satisfacción y motivación de los trabajadores están tan estrechamente ligados a los resultados empresariales que se puede afirmar, con rotundidad, que hoy en día no es posible que una empresa sea suficientemente rentable y competitiva si su equipo de trabajadores no está lo suficientemente motivado.
Acciones que favorecen la motivación
Aunque una parte de la motivación es intrínseca, es decir, nace del interior de cada trabajador, existen una serie de acciones que se han de promover desde la propia empresa para favorecerla. Estas son las que lideran el ránking de eficacia:
- Premiar los logros en el trabajo tanto económicamente como a través de reconocimientos e incentivos como viajes, actividades lúdicas, regalos, etc.
- Facilitar la promoción. Los empleados tienen que estar convencidos de que si se esfuerzan y trabajan con calidad acabarán logrando mejoras y ascensos en la empresa.
- Proponer retos. Los retos son una forma ideal de demostrar valía personal y superarse, sobre todo si van acompañados de algún tipo de recompensa: felicitaciones, ascensos, aumento de sueldo, etc.
- Formar constantemente a los trabajadores. La formación implica muchas ventajas: se aumenta la calidad del trabajo y se mejora la autoestima y satisfacción de los empleados.
- Búsqueda de la ubicación ideal. Otro aspecto clave para la motivación es asignar a cada trabajador las funciones y el puesto ideal según su perfil, valía y competencias.
- Asignación de responsabilidades. La organización es vital para la tranquilidad y motivación del empleado. Todos tienen que saber cuáles son sus funciones, objetivos y niveles de responsabilidad.
Lo que no se debe hacer
Por el contrario, existen una serie de errores, desafortunadamente bastante comunes, que influyen negativamente en la motivación de los trabajadores:
- Asignar tareas por debajo de su categoría profesional. El trabajador que es obligado a realizar funciones por debajo de su formación y competencias sufre en su autoestima y es probable que se sienta infravalorado por la empresa. De ahí a una fuerte desmotivación hay un trayecto muy corto.
- No disponer de las herramientas necesarias y óptimas. Tener que ejecutar una tarea sin los medios adecuados suele resultar muy frustrante para los trabajadores. La inversión en material adecuado es un valor seguro para ganar en motivación.
- No practicar la mejora continúa. Muchas empresas, aún siendo conscientes de que un proceso no funciona bien, no hacen nada, o no lo suficiente, para solucionarlo. Esto supone un foco muy claro de desmotivación del personal, el cual se ve obligado a trabajar día a día en malas condiciones.
- No disponer un plan de carrera profesional específica para cada empleado. Las personas necesitan saber qué se espera de ellas y qué opciones tienen en su futuro, es decir, una proyección de la labor que podrían desempeñar en caso de mejorar sus aptitudes a base de experiencia, formación y resultados positivos en el desempeño.
- Falta de incentivos. Tanto a nivel económico como de otros tipos: reconocimientos, formación adecuada, posibilidades de promoción, etc.
No se debe olvidar que cualquier trabajador, aunque haya mantenido una línea de desempeño impecable durante muchos años, puede desmotivarse en un momento determinado, reduciéndose por tanto su rendimiento y calidad del trabajo. Además, un trabajador desmotivado puede contagiar su hastío al resto de compañeros, lo que puede ser muy perjudicial para los intereses empresariales.
Por este motivo, la Dirección de la empresa siempre tiene que estar alerta a los síntomas que muestran desmotivación en sus empleados, tomando las medidas oportunas para solucionar esta indeseable situación. Post relacionados: