La cena es la última comida del día pero no por ello la menos importante, puesto que sirve para complementar lo que hemos comido durante el día. Además, la cena de los niños es doblemente importante porque, al estar en desarrollo y crecimiento físico y mental, es muy importante que no se salten ninguna comida y que ingieran aquellos alimentos importantes que no les han servido, o no han tomado en la cantidad necesaria, en el comedor escolar.
Otro aspecto muy importante de la cena es que muchas veces es la única comida del día que se hace en familia, por lo que es una oportunidad ideal para estrechar los vínculos familiares, hablar de cómo nos ha ido el día, planificar proyectos (por ejemplo, dónde pasar el fin de semana o las próximas vacaciones) y buscar soluciones entre todos y en consenso a los problemas cotidianos.
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Características que toda cena que se precie debería tener
- La cena debería aportar entre un 20-25% de las calorías que el niño o niña debe tomar durante el día. Esto significa que debe ser ligera pero, al mismo tiempo, aportar los nutrientes necesarios para completar un ciclo diario de dieta saludable.
- La cena debe complementar los posibles carencias alimentarias del día. Si el niño se queda al comedor escolar es importante consultar el menú y preguntar al monitor si nuestro hijo o hija se lo ha comido todo o no.
- No se debe, por lo tanto, repetir en la cena platos iguales o con unos ingredientes muy parecidos a lo que hemos comido al mediodía, Así que si el niño ha tomado pasta al mediodía, una buena opción es cenar un plato de verdura, arroz o patatas.
- Los alimentos deben ser de fácil digestión.
- Es importantísimo darles de cenar a los niños al menos dos horas antes de que se vayan a dormir, aunque lo recomendable es que lo hagan más pronto para asegurar su descanso y evitar que transcurra demasiado tiempo entre la merienda y la cena y lleguen con demasiada hambre a esta última comida. De esta forma, evitaremos atracones.
¿Qué les gusta a los niños para cenar?
La mayoría de niños se comen muy bien los platos tradicionales, sobre todo si se los prepara en una cantidad moderada y cocinados de forma ligera, sin ingredientes que les puedan sentar pesados. Por ejemplo:
- Sopas y cremas.
- Croquetas.
- Arroz (por ejemplo tres delicias).
- Tortilla francesa.
- Guisantes con jamón.
- Huevos al plato.
- Muslo de pollo con judías verdes.
- Berenjenas rellenas de carne o pescado.
El problema de la verdura y el pescado
"Mi hijo de 7 años se come sin problemas la carne, las patatas o el arroz, pero la verdura y el pescado no quiere ni verlas". Esta situación es extraordinariamente común en niños y no tan niños. Es un hecho que la gran mayoría de niños y chicos prefieren un filete con patatas fritas que pescado con verduras. Para contrarrestar este problema podemos recurrir a trucos como:
- Rellenar las verduras como berenjenas, con un tipo de carne que les guste al niño.
- Acompañar las verduras u otros ingredientes que no sean del gusto del niño con elementos que sean de su agrado en un plato único.
- Crear formas, como caritas o barquitos, con aquellos alimentos que al niño les cuesta comer.
