Según las conclusiones extraídas por los investigadores del Instituto Europeo de Hidratación, una mayor deshidratación aumenta el grado de cansancio y desciende el rendimiento cognitivo. El agua es el componente principal del cuerpo humano, dado que representa un sorprendente 60% del peso en hombres y un 50% en mujeres. Por este motivo, es evidente que el organismo necesita una entrada regular de líquidos para su correcto funcionamiento. Sin embargo, los niveles de hidratación dependen del género y edad de cada persona. Asimismo, hay una variedad de factores de estilo de vida que influyen de forma considerable en los niveles de hidratación de un individuo, entre ellos, la cantidad de actividad física realizada u otros elementos ambientales, como la temperatura y humedad. Según el Instituto Europeo de Hidratación (EHI, de sus siglas en inglés), estas variables pueden diferir mucho en el entorno laboral y, dado que muchas personas permanecen un porcentaje considerable de sus horas diarias en el trabajo, asegurar una hidratación adecuada en el entorno laboral resulta clave para la salud y el bienestar del individuo. Según el Instituto de Medicina de los Estados Unidos (IOM, de sus siglas en inglés), alrededor del 80% del consumo total de líquidos que se realiza a lo largo del día proviene de las bebidas, sean del tipo que sean, mientras que el 20% restante procede de los alimentos. Además, el IOM señala que muchas de las bebidas que se consumen habitualmente, como zumos, gaseosas, refrescos, café, té, entre otras, están formadas por más de un 85% agua, por lo que constituyen un significativo aporte de líquido para la dieta.