Una alimentación de calidad, equilibrada, variada y adecuada a las condiciones personales y estilo de vida de cada persona es fundamental para alcanzar y mantener un buen estado de salud físico y mental. Cada vez son más las personas que se preocupan por su alimentación, tratando de desterrar malos hábitos como abusar de los dulces, la bollería y de las grasas saturadas. Sin embargo, existen una serie de circunstancias, a veces no tan obvias y no siempre fáciles de evitar, que se convierten en los grandes enemigos de la alimentación saludable. Te ayudamos a reconocerlos.
Un ritmo de vida demasiado acelerado
Es evidente que el actual estilo de vida de muchos de nosotros no favorece la adopción de rutinas de alimentación saludables. Las largas jornadas de trabajo sumadas a los desplazamientos de casa a la oficina restan tiempo para preparar e ingerir comidas sanas en el número y horarios adecuados.
El resultado de todo ello es que cada vez se como menos sano y, además, demasiado rápido y entre nervios y estrés. Para solucionar este desajuste es fundamental prestar especial atención al desayuno, siempre abundante y completo, incluyendo lácteos, cereales y frutas. El resto de comidas deben ser lo más variadas posibles, siendo muy importante consumir diariamente verduras, hortalizas, frutas, aceite de oliva y lácteos. Tampoco deben faltar alimentos proteicos (pescado o carne) al menos tres veces por semana.
El tamaño de las porciones
En los últimos años ha aumentado exageradamente el tamaño de las porciones de muchos alimentos, lo que se traduce en sobrepeso por la ingesta de una cantidad excesiva. Es una cuestión de ser más cuidadoso y coherente a la hora de comprar los alimentos, intentando no pecar por exceso y adquirir sólo lo que realmente necesitamos para cubrir nuestras necesidades alimentarias.
Publicidad o etiquetaje de los alimentos que crea confusión
Estamos inundando de anuncios de comida light y de etiquetas en los propios alimentos que crean una gran confusión entre el consumidor. Por ejemplo, determinados postres, aunque se anuncien como lights es muy probable que no sean aconsejables para personas con sobrepeso y, mucho menos, que se puedan tomar en la cantidad que queramos. Un producto etiquetado como light únicamente garantiza que se han reducido las calorías en al menos un 30%, lo que no significa necesariamente que sean pocas. A veces también se producen confusiones entre los conceptos integral o enriquecido con fibra. La solución a este problema, como en tantos otros, está en proveerse de información de calidad y contrastada.
El exceso de sal
La sal, ese condimento presente en casi todos los alimentos procesados, es un factor de riesgo clave en la hipertensión y en la enfermedad cardíaca si se consume en exceso. Es importante saber que solo el 25%-30% de la sal que ingerimos es añadida por nosotros mismos de forma voluntaria y muchas veces innecesaria. Desde la propia empresa se pueden promover los hábitos alimentarios saludables entre los trabajadores con unos horarios más razonables, el cuidado de las dietas en los comedores labores (en el caso de que existan) o permitiendo que los trabajadores tengan un tiempo suficiente de comida para poder alimentarse con tranquilidad y de forma sana. La alimentación es clave para la salud y está demostrado que unos trabajadores en buena forma rinden muchos más y, además, permiten el ahorra de importantes costes en bajas por enfermedad y accidentes laborales. Post relacionados: