El agua se comporta en el interior del organismo como la solución ideal para la vida y resulta esencial para la salud y el bienestar. Sus singulares características físicas, permiten el correcto funcionamiento de cada uno de los órganos del cuerpo, por lo que es importante conocer cuáles son estas características tan peculiares que la definen y que la hacen tan vital.
El agua tiene propiedades tan esenciales como su funcionamiento como disolvente universal, sus capacidades para establecer interacciones bioquímicas, su capacidad para transportar nutrientes, y todas las propiedades derivadas específicamente de su fórmula, que le permiten actuar como conformadora estructural y amortiguadora, así como termorregulador.
Estas seis características del agua permiten, de forma conjunta, el funcionamiento del cuerpo humano y su capacidad para sostener sus condiciones vitales básicas.
El agua contribuye, por ejemplo, como solvente universal con su capacidad para degradar un sólido con los fluidos que alberga el organismo, con el fin de hacerlo más asimilable como alimento. Un ejemplo muy simple de este mecanismo es el de un terrón de azúcar al diluirse con el agua contenida en la saliva, que actúa como disolvente.
Esa acción, además, es bioquímica cuando los jugos gástricos de los que el agua forma parte diluyen los alimentos para que sean más asimilables en el estómago.
Por otro lado, el agua funciona como medio de transporte cuando está presente en la sangre o en la linfa del sistema linfático, y permite así el transporte de nutrientes y de sustancias químicas necesario para equilibrar el funcionamiento de los órganos allí donde se necesita.
En cuanto a su condición de consolidador estructural, es fácil de comprender, teniendo en cuenta que las células y los órganos son estructuras que mantienen su volumen solo con la presencia del agua que los hincha y los acomoda de manera flexible, unos con otros, en el interior del cuerpo humano.
Parte de esa interpretación es la que permite comprender la función del agua como amortiguadora, si se imagina, por ejemplo, la función del líquido amniótico en la protección y el aislamiento natural de un feto humano o si se intenta entender la función que cumple el fluido encefalorraquídeo que envuelve y protege al cerebro.
Por último, la función termorreguladora del agua que garantiza una función tan vital como el mantenimiento de la temperatura corporal, es decir, que el agua permite que la temperatura no ascienda o descienda de este nivel a pesar de los cambios de temperatura ambientales.
En definitiva, seis características tan vitales como lo son beber agua de forma abundante y regular durante todo el día, y como lo es, por lo tanto, disponer de una fuente de agua en la oficina, para que los trabajadores se mantengan hidratados durante toda la jornada laboral.
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