El uso responsable de los recursos energéticos de los que disponemos en la actualidad es un factor esencial para la sostenibilidad en el desarrollo humano. Sin un buen plan de eficiencia energética en edificios, por ejemplo, se pierde mucho más que dinero. Se está malgastando la energía, lo que a medio plazo contribuye a aumentar los problemas ambientales que ya padecemos.
Para evitarlo, la Unión Europea ha desarrollado una normativa respecto a edificación, emisiones y consumo de energía, así como a su generación potenciando el uso de fuentes renovables.
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Acciones que cumple la eficiencia energética en edificios
Los planes de eficiencia energética en edificios se apoyan en 4 acciones fundamentales, orientadas a alcanzar los objetivos de reducción de residuos, aprovechamiento de los recursos y una mayor conciencia respecto al cambio climático.
Reducir la demanda de energía
Cuanto menos energía necesite un edificio para funcionar, mejor será su eficiencia. Por ello, se necesitan medidas constructivas que logren un mayor aislamiento térmico, logrando de este modo mantener la temperatura óptima durante todo el año, o recurrir lo menos posible a aparatos de calefacción y aire acondicionado para lograrlo.
Por aislamiento no nos referimos a que el edificio tenga que ser estanco, ya que también es necesario que cuente con una correcta ventilación. Así se consigue una buena calidad del aire que hay en el interior, sobre todo en las épocas de más calor.
Instalar elementos de la máxima eficiencia
El aislamiento ya la correcta ventilación son acciones pasivas, mientras que los equipos de alta eficiencia energética constituyen una estrategia activa para consumir los menos recursos posibles. Cuando se logra que un edificio tenga poca demanda energética, es fundamental apostar por instalaciones de bajo consumo, que cubran las demandas aprovechando al máximo la energía que consumen.
En el caso de instalaciones antiguas, la eficiencia energética en edificios apuesta por sustituir equipos de calefacción, agua caliente y aire acondicionado por otros con mejor rendimiento. Esto supone una inversión importante a corto plazo, aunque a medio y largo plazo se amortiza y reduce de forma significativa el impacto ambiental.
También se puede aplicar esta medida a los sistemas de iluminación. Las bombillas y los fluorescentes han dado paso a una nueva generación de luminarias como los LED, que reducen hasta un 90 % el consumo energético en este aspecto.
Los sistemas domóticos y automatizados también ayudan a reducir el consumo, sacando el mayor partido a las instalaciones y controlando que solo funcionen cuando hay alguien que lo necesita.
Cubrir la demanda con energía limpia
Que la energía que se consume proceda de fuentes renovables es otro factor que implica la eficiencia energética en edificios. De hecho las fuentes renovables ayudan a reducir la dependencia energética de estos porque se pueden generar en el propio edificio, reduciendo el impacto nocivo que producen los combustibles fósiles.
Concienciación y cambio de hábitos
A menudo se observa que la calefacción o el aire acondicionado están a una temperatura inadecuada, fuera de los parámetros de confort. Esto supone un consumo muy elevado de energía, ya que un solo grado menos en la calefacción implica un ahorro de hasta el 10 %, y una reducción de las emisiones de CO2 de 300 kg/año por hogar.
Hacer a todo el mundo partícipe de esto, con campañas de concienciación y estímulos de algún tipo, ayuda a lograr una mayor eficiencia energética y un mejor aprovechamiento de los recursos del planeta.