En la actualidad, el ajetreado estilo de vida que obliga a muchas personas a compaginar sus jornadas entre el trabajo y los compromisos personales y familiares, a menudo resulta difícil encontrar tiempo para realizar ejercicio. Además, las nuevas tecnologías permiten ahora que los empleados interactúen entre sí a través de la pantalla del ordenador, sin necesidad de levantarse, o de que trabajen o hablen con otros trabajadores desde cualquier parte del mundo. En este sentido, las oficinas del siglo XXI están diseñadas para que el empleado desempeñe todas las tareas sin tener que levantarse de su puesto. Esto tiene grandes ventajas, pero sin duda, va en detrimento del bienestar de los trabajadores, ya que es importante tener en mente que el cuerpo humano nunca ha estado diseñado para mantenerse sentado en un escritorio durante toda una jornada laboral, ni tampoco para estar de pie todo el día o para realizar tareas repetitivas durante largos períodos de tiempo. En cualquiera de estas opciones, la falta de ejercicio puede tener efectos muy perjudiciales para la salud, tanto a corto como a largo plazo. A corto plazo, no hacen falta estudios científicos que prueben que el sedentarismo laboral puede producir agarrotamiento y dolor muscular, dolor de cabeza, reducción de los niveles de concentración, una falta de energía generalizada y una sensación de fatiga, y una baja calidad del sueño. Mientras que a largo plazo puede producir incluso falta de movilidad, desequilibrio muscular, disfunciones cardíacas, y también osteoporosis y un aumento de peso. En definitiva, quizá resulte difícil para muchos encontrar tiempo para realizar una actividad física con regularidad, pero mientras se está en la oficina, es importante escuchar al propio cuerpo cada día y en cada momento para conseguir un mayor bienestar en la oficina. Basta con estar un poco atento para notar cuando es necesario hacer una pausa para moverse y estirarse un poco. El cuerpo avisa que ha llegado a su límite con signos tan fáciles de detectar como un hormigueo, un agarrotamiento muscular, sensación de quemazón, pesadez, sueño o tirantez entre las articulaciones. Ante alguno de estos signos, hay que detener toda tarea y hacer una pausa para el cuerpo, dedicarle unos minutos y hacer un poco de ejercicio, aunque sea muy suave, con el fin de conseguir recuperar el bienestar necesario para poder seguir trabajando. Post relacionados: