Los filtros de agua son unos dispositivos encargados de purificar el agua para el consumo. Hay filtros con distintos diseños, adaptados a fines variados y compuestos por materiales de base de distintos tipos. Uno de los sistemas de filtros de agua más eficientes para las fuentes de agua especialmente diseñadas para el consumo público y doméstico es el filtro asociado al carbón activado. Este filtro se instala entre la toma de agua y la fuente donde el usuario se acerca a tomar agua, y puede hacerlo con toda seguridad justamente gracias a este filtro. Los filtros de agua que ofrecen un mejor rendimiento y capacidad son los que se activan al calentarse a temperaturas altas y en ausencia de oxígeno, por ejemplo, en rangos de entre los 800 y los 1.000 grados centígrados. En los filtros de agua destinada al consumo humano el carbón activado es el que da mejores resultados, gracias a su estructura interna característica. Estos carbones son extraordinariamente porosos y de naturaleza cristalina, de forma que trabajan de manera parecida a un imán, atrayendo todas las impurezas que pasan a través de este antes de llegar al consumidor. En definitiva, este carbón activado tiene una superficie porosa realmente extensa para su tamaño, ya que se trata de poros de un nanómetro de radio, pero que tendrían una extensión enorme si se dispusieran sobre una superficie plana. Para visualizar las dimensiones y el alcance de dicha estructura, un gramo de carbón activado podría cubrir una zona de 500 metros cuadrados. En cualquier caso, estos 500 metros cuadrados todavía podrían considerarse una proporción standard o mínima, puesto que lo habitual son las superficies de nanoporos extensibles equivalentes a los 1.000 metros cuadrados e incluso en algunos carbones activos especiales, de hasta 2.500 metros cuadrados. En resumen, en la actualidad, una fuente de agua en la oficina con el sistema de filtrado por carbón activado es, sin duda, la mejor opción de purificación de agua disponible en el marcado. 
