Filtro de carbono: usos y funcionamiento

Agua

El filtro carbono es uno de los más utilizados en hogares y oficinas para mejorar la calidad y el sabor del agua. A pesar de que la red de abastecimiento es de buena calidad, al llevar ciertos elementos químicos como el cloro algunas personas tienen una especial sensibilidad, y prefieren usar este recurso en lugar de tener que cargar con botellas de agua para consumo.

Sea por esta o por otra razón, y tras haber hablado antes de los beneficios del agua filtrada, esta vez nos centraremos en el funcionamiento de un filtro carbono.

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¿Por qué carbono?

El carbono es el elemento esencial para la vida, ya que todos los organismos de nuestro planeta son estructuras de carbono. Por tanto, es evidente que se trata de un material que aporta grandes beneficios.

Al ser un elemento muy estable, su estructura se mantiene intacta. En el caso de los filtros, es carbono se encuentra en forma de carbón activado, que tiene la capacidad de retener otros elementos que tienen carbono como determinados compuestos orgánicos, dejando pasar el agua limpia y purificada.

Desde cuando se usan los filtros de carbono

El filtro carbono no es ninguna novedad, ya que hace casi un siglo que se emplea para eliminar olores y sabores extraños en el agua. Hoy se emplea también en una gran cantidad de industria, tanto para potabilizar el agua como para limpiar el aire en determinadas condiciones.

Cómo funciona un filtro carbono

El funcionamiento de un filtro de carbono es relativamente sencillo. Lo primero que se tiene que hacer es colocar antes de que el agua salga por los grifos. En el caso de las fuentes de agua para oficinas, los filtros os suelen ir antes del serpentín que la enfría, aunque eso depende de modelos.

Cuando el agua pasa por el filtro, los elementos no deseados como el cloro o microorganismos que pudieran estar presentes en el agua, responsables de que desprenda olor, se quedan retenidos. Esto no afecta en ningún caso a la composición del líquido, que se mantiene intacto y en las mejores condiciones.

Es decir, que tras su paso por el filtro carbono, lo que se obtiene es un agua más limpia y pura, eliminando residuos, sabor y olor. Al fin y al cabo, si por algo se conoce es por ser una bebida inodora, incolora e insípida, y ese es el objetivo que tiene pasarla por el filtro.

Por fortuna, en nuestro país podemos acceder a un agua de gran calidad, procedente de una red en la que se controla que todo esté en perfectas condiciones. De todos modos, hay quien prefiere poner de su parte y filtrar una vez más el agua antes de utilizarla.

Los filtros de carbono son los más utilizados, además de ser de fácil instalación y bastante eficaces. El mantenimiento también es muy sencillo, y dependiendo del uso necesario a medio o largo plazo.

No es de extrañar por tanto que en muchos centros de trabajo, y no pocos hogares, estén familiarizados con el funcionamiento del filtro carbono.