La hidratación es fundamental para la salud porque interviene en múltiples funciones fisiológicas, como la digestión y la respiración, afectando directamente en el rendimiento físico y mental.
Tenemos que pensar que la mitad de nuestro cuerpo está compuesto de agua, por eso es tan importante beber lo necesario y con continuidad para mantener un nivel de hidratación estable y adecuado para cada persona, su nivel de actividad física y mental y las condiciones ambientales.
Los beneficios de una correcta e hidratación
La ingesta suficiente de líquidos para estar siempre bien hidratados es absolutamente fundamental para mantener el tono adecuado y un nivel saludable tanto en el plano físico como en el mental. Tomar abundantes líquidos, siendo el agua el más recomendable, es una cuestión básica para eliminar toxinas y productos de desecho, es decir, para conseguir el equilibrio corporal. Estar hidratados también es totalmente necesario para no sentirnos fatigados y así poder afrontar con garantías el desgaste físico provocado por el trabajo y otras actividades. La explicación es muy clara: si no tenemos suficiente agua en el cuerpo, obligamos al corazón a tener que trabajar más para bombear la sangre oxigenada a los principales órganos y a todas las células de nuestro cuerpo. Y esto provoca que nos sintamos excesivamente cansados todo el tiempo. Otros beneficios para nuestro organismo de una correcta hidratación son:
- Previene las enfermedades cardiovasculares.
- Reduce el riesgo de padecer algunos tipos de cáncer, como el de colón o el de vejiga.
- Se mejora la digestión y se evita el estreñimiento.
- Se aumenta la energía del cuerpo, mejorando de esta forma las capacidades físicas.
- Se mantiene correctamente regulada la temperatura corporal.
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La relación entre la hidratación y la mente
La hidratación no solo influye en el cuerpo, sino que es también importantísima para el óptimo funcionamiento de nuestra mente. Si no estamos correctamente hidratados, las células del cerebro no reciben suficiente cantidad de sangre oxigenada para que se mantenga alerta.
Una pequeña deshidratación ya es suficiente para afectar negativamente en la capacidad de concentración, provocando incluso dolores de cabeza y hasta mareos. Al contrario de la creencia popular, no es necesaria la realización de un ejercicio o esfuerzo físico intenso para sufrir un déficit de hidratación. En realidad, aun estando en estado de reposo se corre el peligro de que el organismo baje su nivel de hidratación, debido a que los órganos siguen consumiendo los líquidos que componen los tejidos. Una buena hidratación ayuda a estar en constante alerta, disminuye la posibilidad de cometer errores y facilita la concentración. Además, ayuda a mantener un buen estado de ánimo y una actitud positiva ante los problemas y esfuerzos necesarios para superar los obstáculos del día a día. Se considera que una persona debe consumir normalmente entre uno y dos litros de agua por día para reponer aquellos líquidos que son consumidos por el organismo, siendo muy recomendable ingerirlos incluso cuando no se tiene sed. Hay que tener presente que los trabajadores que no requieren esfuerzo físico, como los que están en oficinas, también pueden, en algún momento, tener algún problema de insuficiente hidratación que afecte a su rendimiento o bienestar. La instalación de fuentes o dispensadores de agua es, por lo tanto, una magnífica inversión para aumentar la productividad de las personas.