Aunque las necesidades de hidratación varían en función de la edad, sexo, condiciones ambientales de temperatura y humedad, actividad y esfuerzo físico que se realice en cada momento, hay una cuestión que permanece invariable: mantener una correcta hidratación es indispensable para gozar de buena salud física y mental.
La hidratación es fundamental para la salud porque interviene en múltiples funciones fisiológicas, como la digestión y la respiración. Esto implica que afecte directamente al rendimiento físico y mental. Una buena forma de interiorizar la importancia del agua para nuestro organismo es, simplemente, visualizar que aproximadamente la mitad de nuestro cuerpo está compuesto precisamente por agua. Por eso es tan importante beber lo necesario y con continuidad para mantener un nivel de hidratación estable y adecuado para cada persona, su nivel de actividad en cada momento y las condiciones ambientales en las que se encuentra.
Algunos consejos sobre hidratación
Beber los líquidos suficientes
La manera básica de hidratarse es a través de las bebidas, siendo el agua el principal y más sano elemento de hidratación. No obstante, las infusiones, los refrescos, los zumos o los lácteos también nos hidratan, al igual que los alimentos con composición hídrica elevada como: verduras, hortalizas y frutas.
Tomar la cantidad de agua adecuada
La cantidad de agua que se debe beber al día es muy variable, puesto que entran en juego diversas características individuales (nuestra constitución, actividad física que realicemos o metabolismo) y también ambientales (temperatura y humedad). Además, hay que tener en cuenta que los alimentos también contienen agua, algunos de ellos en gran cantidad. Esto significa que si nuestra alimentación es rica en frutas, verduras o caldos necesitaremos beber menos líquidos En cualquier caso, a nivel genérico se recomienda ingerir de 1 a 2 litros de agua al día, que es el equivalente a tomar de 4 a 8 vasos.
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Evita las situaciones de riesgo de deshidratación
En determinadas situaciones, las necesidades de ingestión de líquidos pueden llegar a multiplicarse varias veces. Por ejemplo, en situaciones de altas temperaturas o mucha humedad o al realizar un esfuerzo físico intenso. Incluso actividades cotidianas, como estudiar, hacer las tareas de casa o realizar un esfuerzo mental en una oficina también puede causar deshidratación, pues el cuerpo pierde líquidos constantemente.
En estos casos hay que prestar especial atención a la hidratación y aumentar la ingesta de líquidos con sencillos trucos como tener una botella de agua siempre a mano que nos recuerde la necesidad de beber.
Beber antes de tener la sensación de sed
Cuando notamos sed es porque nuestro cuerpo ya ha perdido, como mínimo, un 1% del líquido que necesitamos . Una simple deshidratación del 1 ó 2% puede provocar fatiga, debilidad, sensación de mareo y pérdida de concentración. A medida que pasa el tiempo y seguimos sin beber estos síntomas se agudizan, por lo que es muy recomendable beber antes de tener la sensación de sed. Para hidratarse correctamente en el trabajo, y también en casa, es imprescindible contar con una buena solución que permita tomar agua de calidad en cualquier momento de manera cómoda y práctica: los dispensadores de bidones de agua mineral o las fuentes conectadas a la red pública son dos opciones económicas y eficaces. Post relacionados: