Los trabajadores mayores de 55 años ya superan el 12% del total de la población activa. Dicho de otro modo, se está produciendo un progresivo envejecimiento de la población trabajadora, lo cual supone un nuevo e importante reto para las empresas.
La población va envejeciendo progresivamente y los trabajadores son cada vez más mayores como consecuencia lógica de ciertos factores que se están dando en los países más desarrollados en todo el mundo:
- La esperanza de vida es cada vez mayor por los avances en medicina y farmacología y la imposición de hábitos de vida más saludables, sobre todo en lo que se refiere a la alimentación.
- La incorporación de los jóvenes al mercado laboral se retrasa paulatinamente, circunstancia que se está intensificando por la crisis económica.
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Se impone una nueva gestión de los recursos humanos
Una plantilla con una media de edad avanzada no es sinónimo, en absoluto, de una merma de la calidad del equipo de trabajo, sino más bien lo contrario. Es evidente que se gana en experiencia, sensatez y sentido común.
Una empresa que cuente con trabajadores con mucho años de experiencia en sus cargos y funciones es muy posible que sea más rentable, productiva y, este dato es importante, mucho más segura, puesto que con los años se gana en sensatez y se corren menos riesgo de todo tipo: las inversiones se analizan con mayor exhaustividad, y no se hacen cambios en los procesos de trabajo sino están bien justificados y se está seguro que van a significar un bien para la empresa. Además, las decisiones empresariales tomadas en base a la experiencia son, muchas veces, las más acertadas. En definitiva, se asegura la continuidad óptima del negocio.
La Guía para el Abordaje del Envejecimiento en la Gestión de la Prevención de Riesgos Laborales, elaborada por Fomento del Trabajo Nacional, recomienda los siguientes tips o claves a la hora de gestionar y motivar a los trabajadores de más edad:
- Trabajar intensamente la adaptación a los cambios organizacionales y las nuevas tecnologías. A una parte de los trabajadores de más de 50 años les cuesta adaptarse a los cambios, y algunos de ellos no están demasiado acostumbrados a las nuevas tecnologías, como Internet o las redes sociales. No obstante, una vez se han acostumbrado a estos nuevos métodos pueden ser igual de productivos que alguien más joven, o incuso más.
- Adaptar el trabajo a su nuevo estado físico y psicológico. La empresa debe tener en cuenta los cambios a todos los niveles que están experimentando estas personas, ya sea en el plano físico como en el mental o psicológico. Por ejemplo, puede que ya no se encuentren en su plenitud física, por lo que puede ser muy positivo, tanto para la empresa como para el propio trabajador, liberarlos de las tareas que impliquen un mayor esfuerzo físico. Una opción muy inteligente es sustituir los trabajos más físicos por funciones de formación a trabajadores más jóvenes y menos experimentados.
- Realizar adaptaciones a nivel de prevención de riesgos y salud laboral. Los medios de prevención y la salud de los trabajadores no son iguales para una persona joven que cuando se entran en edades más avanzadas. De ahí que deban ponerse en marcha programas de salud laboral dinámicos y siempre buscando la adaptación del trabajo a las condiciones de cada persona, y no al revés.
- Tener en cuenta sus necesidades familiares. Aunque sus propios hijos ya sean adultos, hoy en día es muy habitual que muchos trabajadores mayores tengan una serie de obligaciones con su nietos o bien cuidar de sus propios padres, ya ancianos. Por lo tanto, la empresa debe valorar estas situaciones y facilitar, con horarios flexibles u otras fórmulas, la mejor conciliación posible de las obligaciones laborales con las personales y familiares.
- Cuidar su motivación. Un error común en algunas empresas es considerar que un trabajador mayor, ya lo tiene todo hecho en su vida laboral y, por lo tanto, ya no necesita demasiado motivación ni necesidad de promocionarse o mejorar en el trabajo Craso error: las necesidades de motivación y bienestar laboral no tienen edad y desde recursos humanos se deben alimentar y potenciar al máximo estas cuestiones en todos y cada uno de los empleados, desde el minuto uno de su llegada a la empresa, hasta el momento de su jubilación.
Por todo ello, existe la necesidad de plantear la gestión de la edad en el trabajo como un ámbito de actuación prioritario. Un planteamiento que se debe abordar desde diferentes perspectivas, siendo una de ellas la mejora constante de las condiciones de trabajo y su adaptación a las personas de más edad.
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