Cada vez existe una mayor preocupación social por los hábitos de vida saludables y, especialmente, por llevar una alimentación que sea sana y equilibrada. Este fenómeno no es nuevo, puesto que se viene dando desde hace décadas. En este contexto, existen múltiples libros, artículos y programas de televisión dedicados, específicamente, al tema de la alimentación.
Pero en los últimos tiempos estamos asistiendo a una eclosión de unas últimas tendencias en alimentación caracterizadas por un mayor protagonismo de lo verde (verduras, vegetales y frutas), entre otras cuestiones que trataremos a lo largo de este artículo. A este nuevo fenómeno se le conoce como revolución verde.
Es una nueva tendencia caracterizada por un estilo de vida saludable, que cada vez gana más adeptos, caracterizado principalmente por la adopción de una alimentación más sana y natural.
Veamos sus principales características:
Además, la revolución verde entronca con otros movimientos como la ecología, la producción sostenible, la igualdad social y el comercio justo.
Una dieta equilibrada, compuesta básicamente de alimentos naturales y sanos, facilita la obtención de muchos beneficios:
La revolución verde no es la única tendencia en alimentación. Basada en la medicina oriental y el budismo zen, que busca el equilibrio entre el yin (lo frío y oscuro) y el yang (lo caliente y numeroso) nos encontramos con la alimentación macrobiótica.
La dieta macrobiótica busca el equilibrio físico y mental a través de un estilo de vida relajado y una alimentación donde predominen: las hortalizas, las legumbres, los cereales integrales y los huevos. A nivel de proteínas, los partidarios de esta dieta la toman básicamente del pescado blanco.
Por el contrario, este tipo de alimentación elimina la carnes rojas, las grasas animales, los productos lácteos, los azúcares y los alimentos refinados, entre otros productos.
Por encima de modas o tendencias, lo verdaderamente importante es adoptar unos hábitos de alimentación y de vida saludables, sin excesos, donde predominen los alimentos sanos, junto a la práctica regular de deporte y una vida donde, junto a las horas de trabajo y el ocio, tengan cabida los momentos de ocio y relajación.
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