¡Ya están aquí las Navidades! Esperadas por muchos, en especial por los niños, en los últimos años esta celebración no está exenta de fuertes críticas. La realidad es que cada vez son más las personas que sostiene que estas fiestas, antaño familiares e ideales para fomentar el reencuentro y el acercamiento, se están deshumanizando paulatinamente, convirtiéndose en una celebración artificiosa y dominada por los excesos y el afán consumista.
Para evitar esta deriva de la Navidad hacia la superficialidad y el consumo desmedido, recuperando así su espíritu tradicional, una buena idea es involucrar a toda la familia, en especial a los niños, en la preparación de manualidades para decorar la casa de manera personal.
No te parece mucho más divertido y estimulante dar un toque diferencial a la casa construyendo tu mismo los adornos, postales, guirnaldas y hasta un árbol de Navidad.
Con no nos valen las típicas excusas de falta de tiempo o que no seas demasiado manitas ni creativo, hemos seleccionado para ti una serie de manualidades diferentes entre sí pero con las siguientes características comunes: son fáciles de hacer, por lo que puedes incorporar a los más pequeños al «equipo de trabajo». Además, todos ellas se pueden elaborar con materiales muy comunes y muchas veces reciclables, por lo que salen casi gratis y se garantiza el respeto al medio ambiente.
Probablemente no hay adorno para estos días más típico que las bolas de Navidad, lo que no significa que tengan que ser aburridas y estandarizadas. Es cuestión de darle tu toque personal y creativo.
Si no te quieres complicar mucho puedes utilizar bolas de cristal o plástico transparente o, más fácil aún, comprar bolas muy sencillas en cualquier establecimiento y pintarlas a tu manera. Si lo deseas, también puedes coger papel y cartón de colores y hacer pequeñas manualidades como muñecos de nieve, piruletas o helados y luego pegarlas sobre las bolas.
El uso más típico de estas bolas es colocarlas en las bolas del árbol de Navidad, pero también quedan muy bien en otros lugares de la casa: lámparas, estanterías o el marco de un cuadro.
¿Para que pueden servir las tarjetas de felicitación antiguas? Si las guardas en un cajón, nadie se acuerda de ellas, pero puedes darles un nuevo uso y, de paso, ofrecerles protagonismo y visibilidad a todas las tarjetas navideñas que te enviaron tus familiares y amigos el año pasado. Si las pegas sobre un cartón y recortas el hueco puedes fabricar un preciosa y diferente corona navideña hecha con tarjetas viejas.
Otra idea es reciclar frascos de vidrio y convertirlos en linternas originales. Primero se decora el frasco como más te guste: con brillantina, pintura, papel, formando un collage. Luego pones una luz dentro y el efecto es espectacular. Dejarás a todos con la boca abierta si los usas como centro de mesa en la cena de Nochebuena o fin de año.
Si quieres que tu tarjeta de felicitación no acabe olvidada en un cajón y se distinga del resto, puedes personalizara siguiendo estos sencillos pasos:
El resultado es una adorable felicitación navideña en 3D con ropa del entrañable Papa Noel.
Esperamos que estas ideas sirvan para que tú y tus allegados potenciéis o recuperéis. en caso de que lo hubieseis perdido, el espíritu navideño o sentido familiar y de potenciación de la comunicación de estas fiestas.
Desafortunadamente para las vacaciones de verano aún queda mucho, pero este paréntesis invernal que significan las fiestas de Navidad son una gran oportunidad para desconectar del trabajo y acercarse a la familia.
Te animamos a sacar ese pequeño artista que todos escondemos en algún rincón de nuestro interior para que la decoración de tu casa no sea un actividad rutinaria, ni echa de forma fría y automática comprando en la tienda los cuatro adornos de siempre, que todo el mundo tiene.
Por favor, sigue los consejos de este post y gana en originalidad y personalidad, al mismo tiempo que te diviertes con un trabajo conjunto en compañía de tu familia, amigos y, por qué no, con los compañeros de trabajo. De hecho, la mayoría de estos adornos pueden utilizarse también en la oficina.
