Antes de la comercialización de las modernas maquinas dispensadoras de agua, se utilizaban otros sistemas dispensadores más prosaicos, aunque no eran de agua. Las primeras fueron unas máquinas que distribuían postales al por menor para envíos de correos.
Las antecesoras de estas maquinas dispensadoras de agua eran unas cajas de madera que, por una moneda, ofrecían vistas para turistas. Las primeras máquinas de agua aparecieron en 1880, en la por aquella época tan moderna ciudad de Londres.
Sin embargo, ni siquiera el segundo de los proyectos de dispositivos de este tipo tuvo que ver con el agua. Poco tiempo después, también en Londres, se comercializó una máquina que ofrecía libros a cambio de dinero. El inventor de este sistema que, sin embargo, no ha perdurado hasta la actualidad fue un editor llamado Richard Carlisle. No obstante, en aquel momento, la idea resultó muy innovadora, de forma que fructificó y la concepción inicial de máquinas pasó al otro lado del Atlántico.
En cualquier caso, las primeras maquinas dispensadoras de agua todavía no estaban diseñadas. Hacia 1888, en Estados Unidos se empezaron a ver unos dispositivos que ofrecían chicle de la marca Tutti Frutti en el metro de Nueva York.
No fue hasta la década de 1920 cuando las primeras maquinas dispensadoras de agua aparecieran como una necesidad y se extendieron de forma generalizada.