Según un reciente análisis del Foro Empresa y Sociedad, en el que se han encuestado a un total 1.245 personas, la motivación en la vida y en el trabajo crece con la edad. El motivo de esta aparentemente sorprendente conclusión es que con los años vamos valorando más los placeres de la vida. Dicho de otro modo, a través de la experiencia aprendemos, poco a poco, cómo ser felices.
En general, los participantes identifican como una de las principales fuentes vitales de motivación al trabajo, sin que se produzcan diferencias significativas en función de la edad del encuestado. Algunas de los factores más valorados en el entorno laboral son:
Sin embargo, las recompensas económicas no son especialmente citadas ni valoradas, lo que debe hacer recapacitar a los directivos, jefes de equipos y gestores de motivación sobre cuáles deben ser las estrategias a utilizar en este sentido.
En definitiva, los resultados de este estudio parecen avalar que para conseguir la motivación en el trabajo es necesario dotar a las organizaciones de un perfil más emocional, buscando resultados en el medio y largo plazo y poniendo el énfasis en aspectos relacionados con felicidad y el bienestar de los trabajadores.
En este sentido, es muy importante que las empresas cuiden los detalles del tipo: procurar que los empleados dispongan de un office o sala de descanso donde relajarse, charlar, tomar un café o hidratarse correctamente. Otra buena idea es organizar cursos de relajación o nutrición y actividades al aire libre que permitan que los miembros de la empresa lleguen a conocerse en el plano personal.
La mejor inversión para las empresas es cuidar a su equipo humano, estableciendo lazos y conexiones entre la empresa y los empleados para aumentar la fidelidad y la identificación mutuas. Con esta filosofía de trabajo, los resultados positivos para la empresa, cristalizados en un aumento de la productividad y la rentabilidad, no pueden hacerse esperar.
La felicidad ayuda a que el talento de las personas fluya de manera continua en todo su potencial. Y ese talento deriva en una serie de atributos fundamentales para que la empresa pueda situarse en ventaja frente a sus competidores: eficiencia e innovación.
Un trabajador feliz es sinónimo de empleado satisfecho y motivado. Por otro lado, un trabajador feliz con su puesto de trabajo y función dentro de la empresa transmite optimismo al resto de compañeros, proveedores y clientes. De esta forma, se generan sinergias positivas que conducen a esa actitud proactiva y optimista en el equipo humano que, sin duda, va a ayudar enormemente a conseguir el éxito en la superación de los problemas y dificultades inherentes a todos los proyectos.
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