El estrés en el trabajo puede deberse a muchos factores: a nuestra relación con los compañeros, a nuestra situación personal, a sentir que no llegamos a tiempo para hacer nuestras tareas o que las hacemos mal, etc.
Puede deberse a muchos cosas, sí, pero también nos fastidia en muchas otras. ¿Qué hacer entonces si aparece el estrés? Desde Agua Eden te damos algunas pistas.
- Lo primero y más importante es conocerse a uno mismo. Debes saber qué es lo que te estresa, por qué, y cuáles son los primeros síntomas para poder detenerlo y, sobre todo, solucionarlo.
- Un apunte: muchas veces nos presionamos más de la cuenta. Es por ello que la autoexigencia es en la mayoría de casos la causa más potente de la aparición del estrés laboral. Sé benévolo contigo, sino ¿quién lo será?
- Los “y si…” son lo peor: apártalos. Estas hipótesis hacen que nos preocupemos por cosas que al final casi nunca se cumplen. De la misma forma, preocuparse en exceso de las cosas no sólo no servirá de nada, sino que será siempre peor. Como dice el dicho “si tiene solución, ¿para qué te preocupas? Y si no la tiene ¿para qué te preocupas?”.
- Y esta es otra: ¿qué hacer cuándo aparece un problema? Primero de todo: no pierdas los papeles. Este es un punto en el que falla mucha gente, antes de siquiera analizar la situación, se ponen nerviosos y ven un muro donde sólo hay una piedra. ¿Qué hacer entonces? Un truco: respira hondo, cuenta hasta tres (o hasta diez, si tres te es muy poco) e intenta ver las cosas más fríamente. La perspectiva es crucial en estos casos, y las soluciones en realidad siempre son múltiples.
- Busca aquellas actividades que te relajen. A algunos les funciona comer, comprar, dar un paseo o escuchar música. También están los que prefieren cosas más intelectuales, como leer novelas románticas: son lecturas muy ágiles, distraídas, y casi siempre tienen un final feliz.
- No nos olvidemos del ejercicio. Puede que nos dé pereza, pero sin duda es una de las mejores formas de liberar tensiones. Y lo mejor es que no sólo te sentirás más relajado: estarás más sano, en forma y feliz gracias a las endorfinas que tu cuerpo liberará. Si te cuesta ponerte, ya sabes lo que dicen: el hábito se crea a los 21 días.
- Y por supuesto no pueden faltar los ejercicios de respiración. Respirar pausada y profundamente con el abdomen ayuda muchísimo a la relajación, sobre todo cuando se acompaña con un poco de meditación o de visualización. Imagina que el aire que inspiras es energía renovada, y el que expiras es el estrés y las preocupaciones. Observa cómo se van. Deja que se vayan. Suéltalos. Ya verás, notarás resultados enseguida.
Pero esto no es todo: también hay tilas, infusiones varias, pastillas naturales como la valeriana, pelotitas de goma para apretar, pequeños sacos de boxeo para tener en casa y fáciles de transportar, o un buen masajito de algún familiar o ser amado. Nunca falla.
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