La ósmosis inversa es una técnica innovadora pero cada vez más aplicada, que aprovecha las ventajas de la física del agua para conseguir su máxima purificación. Se trata de una técnica que resulta cada vez más indispensable si se quiere disponer de un agua de calidad.
Empresas dedicadas a la comercialización de equipos de este tipo y al suministro de agua, como la multinacional Agua Eden, proporcionan seguridad al producto que ofrecen a sus clientes, es decir, esta agua de calidad, gracias a la aplicación de esta técnica tan sencilla como económica.
La ósmosis inversa tiene muchas aplicaciones prácticas, aunque la más conocida es la producción de agua para el consumo humano. Por ello, Agua Eden es un referente en este sentido, ya que aplica el sistema de osmosis inversa integrado en sus dispositivos, tanto en los que distribuye en las oficinas como los que hace llegar a los hogares.
En otros casos, sin embargo, esta técnica se usa en los caudales contenidos en las calderas de presión, en sistemas de riego para cultivos o también para usos menos comunes, como los relacionados la producción de aguas puras en la fabricación de hielo industrial, o para el llenado y reciclaje de agua en viveros de piscifactorías o incluso para sistemas de lavado de vehículos.
En todos los casos, lo más importante es la calidad del agua de consumo tanto para el hombre, como para los animales o las plantas criados o cultivados para el posterior consumo de las personas. Por este motivo, también se utilizan para librar a los circuitos de las máquinas que trabajan con agua de cualquier tipo de impurezas no deseadas que puedan distorsionar su operatividad o inducir su corrosión, sobre todo si se trata de equipos fabricados con metales.
Volviendo al consumo humano de agua, una aplicación práctica del sistema de ósmosis inversa en el uso diario del agua es el que desarrolla la empresa Agua Eden, para proporcionar un agua de calidad para fuentes de agua en los centros de trabajo.
La osmosis inversa consiste en un sistema de membranas que filtran el caudal de agua, de forma que las posibles impurezas del agua o los microorganismos no deseados que pueda contener quedan retenidos en el filtro y el agua llega limpia y purificada al usuario de la fuente de agua.
Imagen cortesía de John Kasawa