Una de las fuentes de energía de la que más se habla sin duda es la energía solar. Esta energía se obtiene a través de los denominados paneles solares fotovoltaicos, un conjunto de dispositivos semiconductores denominados células. También pueden estar formados por una capa de aleación metálica colocada sobre un sustrato, que recibe el nombre de célula solar de película fina. Se trata de una de las soluciones para el cambio climático cuya tecnología está más desarrollada.
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La definición que da la Asociación de Empresas de Energías Renovables sobre la energía fotovoltaica es “transformación directa de la radiación del sol en electricidad”.
Para realizar esta transformación se emplean los mencionados paneles solares fotovoltaicos. En ellos, la radiación pone en movimiento los electrones que hay en un semiconductor, creando un cambio de potencial. Cuando estos semiconductores se conectan entre sí, se consiguen mayores diferencias.
Este efecto es conocido desde el siglo XIX, aunque no fue sino hasta los años 50 del XX, cuando la carrera espacial estaba en su momento más álgido, cuando los paneles empezaron a desarrollarse de un modo importante. En un principio para dar energía a satélites de telecomunicaciones, y hoy para generar una fuente de energía renovable a nivel general.
Uno de los aspectos más positivos de la tecnología de paneles solares es que es modular, lo que supone la posibilidad de crear grandes plantas o construir paneles para tejados.
En lo que se refiere a generación de energía, esta solo está disponible durante el día, cuando el sol está presente. Para que se produzca el efecto fotovoltaico, hay varios componentes que se deben dar:
Los paneles están formados por un entramado de células conectadas, encapsuladas y montadas sobre un soporte. Proporcionan tensión continua, adaptada a determinados valores que definen la tensión en la que trabaja el sistema (6V, 12V, 24V, etc.).
Los paneles solares están formados por 4 elementos:
Existen varios tipos diferentes de paneles solares fotovoltaicos. Las diferencias tienen que ver sobre todo con el material y la forma en al que se crean las celdas fotovoltaicas. De ello depende también el coste de fabricación, y por ello tanto el precio como los plazos de amortización.
