El tiempo es, probablemente, nuestro valor más preciado. Perderlo en exceso significa no ser competitivo en el trabajo o los estudios o, simplemente, dejar de hacer determinadas actividades que nos enriquecen personalmente y nos ayudan a ser más felices.
Ligado a la pérdida de tiempo se encuentra la temible procrastinación, una tendencia psicológica muy común que consiste en dilatar el trabajo efectivo y las tareas más complejas con distracciones de todo tipo (ver la televisión, jugar a los vídeo juegos, visitar páginas de ocio en Internet..), o bien con trabajos superfluos y ligeros.
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Las diversas caras de «los ladrones del tiempo»
Desafortunadamente, hoy en día existen muchísimas posibilidades de interrupciones, a veces se trata de personas, como el compañero de trabajo que te hacer perder el tiempo con sus chistes y cotilleos. Sin embargo, la mayoría de estos ladrones de minutos y horas son elementos cada vez más sofisticados y relacionados con las nuevas tecnologías: mensajes del WhatsApp, Facebook, Twitter y otras redes sociales y, por lo general, todo lo relacionado con Internet, tienen la perniciosa facultad de hacernos perder el tiempo, en casa y en el trabajo, sin apenas darnos cuenta.
Aprende a hacer frente a estos particulares ladrones
A continuación te proponemos 8 trucos o claves para que consigas ganar la batalla diaria contra las interrupciones y despistes y optimices así tu tiempo al máximo:
- Identificarlos. Nuestro primer consejo es que seas consciente de lo que te hacer perder el tiempo para, a partir de ahí, realizar labores de prevención. Si, por ejemplo, sabes que los mensajes del móvil te distraen en exceso, desconéctalo durante las horas de día en que necesitas una mayor concentración. Y lo mismo ocurre con Internet, existen programas para que, de forma voluntaria, bloquees las páginas de ocio. Así podrás seguir conectado a las webs que realmente necesitas para trabajar.
- Planificación. Es fundamental organizar bien el trabajo, tanto a corto, como a medio y largo plazo. Una acción tan sencilla como coger la agenda electrónica, o simplemente lápiz y papel, y hacer un planning con las actividades a realizar durante el día, con sus horarios aproximados, puede ayudarnos enormemente a ganar en eficacia y productividad. Otra cuestión fundamental es priorizar las tareas.
- Delega y di que no cuando sea necesario. Asumir más trabajo del que puedes controlar y saber decir no a reuniones innecesarias y otras pérdidas de tiempo es fundamental para optimizar tu tiempo. La clave se encuentra en aprender a delegar funciones y protegerte ante tareas inútiles o innecesarias.
- Realizar un buen uso del correo electrónico. En la actualidad, el correo se ha convertido en fuente de interrupciones y, en ocasiones, de estrés y ansiedad. Es importante dosificarse en esta cuestión y dedicar un tiempo fijo al día, en función de las necesidades de cada cual, para la consulta, envío y contestación de mensajes.
- Usar correctamente el teléfono. ¿Cuántas conversaciones realizas que son largas, intrascendentes, vagas y sin un sentido claro? Muchas veces contestamos instintivamente a cualquier llamada, incluso en plena conversación con otra persona. Especialmente en la oficina, es importante filtrar y acortar las llamadas que no nos aportan nada
- Usar Internet de forma racional. Las redes sociales o los chats no son negativos en sí mismos, siempre que seamos capaces de auto controlarnos, visitarlos solo de vez en cuando y, sobre todo, evitar a toda costa que se conviertan en una obsesión que nos haga perder muchísimo tiempo.
- Potenciar la inteligencia emocional. O lo que es lo mismo, aprender a gestionar todos aquellos sentimientos que únicamente nos generan emociones negativas: sentimientos de culpa, odio, miedo, ansiedad, etc. Si no se cortan a tiempo, estos pensamientos pueden llegar a convertirse en grandes ladrones de tiempo que no aportan valor alguno.
- Evitar caer en un excesivo perfeccionismo. Aunque el perfeccionismo es entendido, normalmente, como una actitud positiva, lo cierto es que muchas personas, por querer realizar un trabajo perfecto de manera obsesiva, no lo terminan nunca, o bien acaban dedicándole un tiempo excesivo, que no se pueden permitir, y acaban robándoselo a otras tareas más importantes o productivas.
Los ladrones del tiempo están por todas partes, formando parte del entorno y nuestras vidas, pero debes tener claro que en tu propia mano está controlarlos y usarlos en tu beneficio, y nunca al revés.