Además de una amplia protección medioambiental, unas medidas activas para mejorar los entornos laborales, e inversiones importantes en tecnologías limpias, la conducta corporativa responsable de las empresas suecas va incluso más allá de sus obligaciones legales.
Suecia ocupa el puesto más alto del Índice de Competitividad Responsable.
Este índice se basa en distintos parámetros tales como el clima laboral, la corrupción y asuntos sociales analizados en empresas distribuidas por 108 países.
El índice resaltaba además, que Suecia es líder en igualdad de género, es decir, en los que se refiere a la igualdad de oportunidades en el entorno laboral.
Otro informe relacionado, el Índice de Competitividad Climática 2010, también reconoce que los países nórdicos van a la vanguardia en la lucha contra el cambio climático y en el fomento del desarrollo de las denominadas tecnologías limpias, un término que agrupa a las innovaciones que reducen las emisiones o el consumo de energía.
Por otro lado, el gobierno de Suecia infunde una clara mejora de la sostenibilidad a empresas suecas, al plantearles requisitos extra y fomentar iniciativas sostenibles en general. De esta forma, el gobierno sueco exhorta al sector privado a seguir las directrices de la OCDE para empresas multinacionales y a aplicar los diez principios relativos al respeto a los derechos humanos, a los derechos de los empleados, a la responsabilidad medioambiental y a la lucha contra la corrupción en el marco del Pacto Mundial de la ONU.
En este sentido, además, Suecia fue el primer país que exigió informes de sostenibilidad a todas las empresas estatales. Unos informes que tienen que cumplir las directrices de la Iniciativa para la Información Global (GRI, por sus siglas en inglés). La GRI se encarga de mantener unos estándares globales en la información sobre sostenibilidad y facilitar la evaluación y comparación de empresas desde las perspectivas tanto social, como medioambiental y económica.
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