El estrés laboral y los riesgos psicosociales pueden evaluarse y gestionarse de forma eficaz y sistemática, al igual que cualquier otro problema relacionado con la seguridad y la salud en el trabajo.
En la actualidad, hay empresas que ponen a disposición de los directivos y empresarios de compañías de cualquier tipo y tamaño, una serie de herramientas prácticas, eficaces y fáciles de manejar, que pueden ser muy útiles, sobre todo para las empresas pequeñas, puesto que dichas herramientas ayudan a habilitarles para cumplir sus obligaciones legales y mejorar su rendimiento.
Estas herramientas guían a los empresarios mediante la evaluación de los riesgos psicosociales y les enseñan de forma fácil la mejor forma de actuar en el sí de la empresa con el fin de eliminar o reducir estos riesgos, a pesar de disponer de unos recursos limitados debido a la simple estructura empresarial de muchas Pymes.
La forma más fácil de identificar los citados riesgos y hacerles frente consiste en aplicar un modelo estándar de evaluación de riesgos, junto con un enfoque participativo.
Los pasos básicos de aplicación del modelo son los siguientes:
• Identificación de los riesgos y las personas en situación de riesgo. Tanto directivos como trabajadores deben ser conscientes de los riesgos psicosociales que pueden darse dentro de la empresa y aprender captar las primeras señales de alerta de estrés laboral.
• Evaluación y jerarquización de los riesgos. A continuación, hay que decidir qué riesgos son más preocupantes y solucionarlos en primer lugar.
• Planificación de una acción preventiva. En base a los dos primeros puntos, hay que diseñar un plan para evitar los riesgos psicosociales y para prevenirlos en la medida de lo posible, o para reducirlos al mínimo.
• Ejecución del plan. Hay que determinar qué medidas deben tomarse, los recursos requeridos, las personas que van a participar en ellas y su duración.
• Seguimiento y revisión continuados. No basta con aplicar el plan una vez y olvidarse de él, se debe estar abierto a modificar el plan en función de los resultados de la supervisión. En cualquier caso, hay que tener siempre en cuenta que las personas pueden reaccionar de formas distintas a un mismo conjunto de circunstancias, por lo que siempre se deben tener en cuenta las necesidades variables de los trabajadores, en función de, entre otros aspectos, su género, edad o experiencia.
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