Actualmente, los viajes de incentivos son mucho más que un simple detalle con los trabajadores. Han ido evolucionando hasta convertirse en una poderosa herramienta de marketing interno que puede ayudar a: mejorar la productividad de la empresa, potenciar la motivación de los trabajadores, mejorar el ambiente laboral, realizar acciones de formación, fidelizar a proveedores y clientes o fortalecer la imagen y marca corporativas.
Objetivos de los viajes de incentivos
A medida que han ido evolucionando y haciéndose más sofisticados, los principales objetivos que las organizaciones pretenden conseguir con este tipo de viajes son:
- Mejorar la rentabilidad y la productividad. Cualquier tipo de acción o inversión llevada a cabo por una empresa busca siempre aumentar la rentabilidad y los viajes de incentivos no son una excepción. En este sentido, incentivar con un buen viaje a un empleado, ya sea de la fuerza de ventas o de otro departamento, u ofrecérselo a un cliente a modo de obsequio, siempre se ha considerado una buena manera de mejorar la productividad de cualquier empresa.
- Fortalecer la moral y la motivación de los empleados. El premio de un viaje puede ayudar a: subir el ánimo de los empleados, que se sientan más implicados con la empresa y, lo más importante, mantener su motivación.
- Mejorar el ambiente de trabajo. Un viaje es una actividad que fomenta la creación de un clima más positivo y cordial, ayudando a mejorar la comunicación, limar asperezas y reforzar el compañerismo.
- Promover el trabajo en equipo. Un viaje de trabajo puede convertirse en una excelente oportunidad para ensayar técnicas de colaboración grupal, ejercitar nuevos roles o buscar líderes, en especial si se organizan las actividades adecuadas o se cuenta con los servicios de un coach.
- Hacer networking. Pocas actividades hay mejor que un viaje para establecer nuevos e intensos contactos entre colegas de profesión, clientes y proveedores.
Cómo hacer más rentables los viajes de incentivos
Un viaje de incentivo es un proyecto empresarial a pequeña escala, el cual requiere una inversión con el fin de conseguir una serie de beneficios esperados. De ahí la importancia de elaborar un completo y objetivo plan de negocio donde se involucren los distintos profesionales y departamentos.
La más recomendable es trata de alinear los objetivos de los viajes de incentivos con la misión global de la empresa y una estrategia integral de comunicación que implique a los distintos departamentos: marketing, recursos humanos, gestión, etc.
Otra cuestión clave es la comunicación. Para que sea eficaz, un viaje de incentivos debe comunicarse adecuadamente a toda la cadena de valor involucrada: empleados, proveedores, clientes reales y potenciales, socios, etc.
Como conclusión, remarcar que todos estos objetivos pueden concentrarse en uno solo: convertir el viaje de incentivo en una potente herramienta de marketing tanto interno como externo, que sirva para motivar a todos los actores implicados y proyectar una excelente imagen corporativa.
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